Woody emprende con su perro Pudin un viaje en un vagón de tren vacío rumbo a casa de su abuelo. Un cambio radical e imprevisto le ha hecho olvidar, pesaroso, muchas de las cosas bonitas de su vida. Solo sus sueños y el variopinto paisaje del trayecto lo animan a seguir esforzándose por crecer recto, hasta que, poco a poco, empieza a recordar. Para nuestros seres queridos, un beso basta para descubrir prodigios; un beso basta para encontrar el valor necesario para crecer rectos. Puede que todos seamos retoños, con las esperanzas puestas en el futuro, pero no debemos dejar nunca de besarnos. (Editorial)
Incluye ilustraciones del mismo autor.